En este Blog escribiré sobre mi percepción del mundo, mis sentimientos y algunas de mis vivencias. Ante todo pido respeto, ya que no me contendré en expresar mis emociones y como en todo habrá gente que este de acuerdo y gente que no lo estará, todos sois libres de comentar algo, pero si no os gusta, ahorraros comentarios por favor, este lo hago para desahogarme del día a día. Espero que lo disfrutéis.
martes, 18 de octubre de 2011
La confianza
La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo.
Laurence Cornu.
La confianza es una poderosa energía. Se apoya en la firme esperanza y proporciona seguridad, optimismo, bienestar, alegría. La confianza nos hace más fuertes, más libres y también mejores. Por el contrario, el recelo lleva al temor, al malestar, a la insatisfacción. La duda, la inquietud, nos reprime, no nos deja actuar, dificulta que tomemos iniciativas, nos paraliza, sufrimos.
La personalidad equilibrada, el individuo seguro de sí mismo y básicamente adaptado al entorno, se forma cuando es socializado mostrando que la realidad es compleja, que es fuente de satisfacciones y de sufrimientos, y que los seres humanos podemos ser capaces de comportamientos solidarios y egoístas, del bien y del mal.
Consideramos amigos a aquellos en quienes podemos confiar; sabemos que ellos están para las duras y para las maduras. Otra cosa son los conocidos o los compañeros; con esos nos reímos y celebramos cuando la situación es favorable para todos, pero cuando hay dificultades es fácil que cada uno vaya a lo suyo: el egoísmo suele asomar la cabeza.
Nuestra biografía nos condiciona. Las experiencias anteriores hacen que estemos confiados o que, por el contrario, seamos recelosos. Cuando iniciamos una relación interpersonal no partimos de cero, el pasado nos influye. El que ha sido engañado anteriormente se acercará al otro con temor, quien ha vivido la honestidad establecerá relaciones más generosas. También es posible que el defraudado reaccione siendo especialmente cuidadoso y exigiendo, a los demás y a sí mismo, un comportamiento impecable.
La confianza implica reciprocidad. Vamos depositando nuestra confianza en el otro al comprobar que no somos defraudados y, al mismo tiempo, porque experimentamos que también somos objeto de confianza. Esperamos, porque estamos convencidos de que vamos a recibir. Damos, porque a nosotros nos han dado. El egoísta, el que sólo pide, el que recibe y nunca da, acaba con la relación. Cuando se establece una relación de mutua confianza se está firmando un pacto y quien lo incumple hace fraude; la estafa es especialmente grave cuando uno se aprovecha de que el otro confía.
Por eso, si encuentras una persona que te de todo esto, cuídala y mímala, porque te puede hacer feliz por el resto de tu vida, que no te florezcan miedos del pasado si estas viviendo un buen presente y disfruta de tu vida y del momento que te han otorgado, hasta que esta persona, si se da el caso, te falle...
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